Cuando era pequeño mi madre cocinaba todos los días. Unos días le salían unos macarrones con chorizo de chuparse los dedos, otros eran sus San Jacobos los que me deleitaban. Por supuesto, había días, los menos, en que hacía cocido o croquetas... Y a veces no le salían demasiado allá. Supongo que harta de las miradas de desaprobación que entonces le profesábamos mi hermana y yo, con el paso del tiempo comenzó a cambiar de estrategia. Empezó a apostar por lo seguro, haciendo cantidades ingentes de los platos que más nos gustaban y recalentándolos a lo largo de la semana para el supuesto deleite de nuestros paladares infantiles (y no tan infantiles).
El resultado fue que tras un periodo de tiempo no demasiado extenso, tanto mi hermana como un servidor acabamos reclamando ese cocido y las benditas croquetas 'desestructuradas' de jamón. Nos hartamos de tener siempre lo mismo, por muy bueno que fuera.
Algo así me ocurre ahora mismo con el mundo de los videojuegos, donde las principales compañías del sector han optado por deleitar nuestros paladares con re-ediciones de sus mejores platos, sin apenas retoques y solo con pequeñas modificaciones de la receta. Una pizca de sal/resolución por aquí, otro poco de perejil/dificultad por allá... El resultado es que tras más de un año y medio de nueva generación, vuelvo a desear probar esas medianías que tanto me disgustaban, pero que a la postre conseguían hacer de mi dieta jugona algo más variada y equilibrada. Por eso, me encuentro estos días rejugando a títulos como Peggle, Madden 15 o incluso Screamride. Quizás no se trate de juegos punteros, pero sí que intentan hacer algo distinto que no veremos en las remasterizaciones.
Este texto no pretende ser un canto en contra de la repetición de fórmulas jugables hasta la extenuación, por mucho que las compañías cada vez innoven menos (cof-cof-hardline), sino más bien es un grito de socorro en contra de la proliferación de remasterizaciones hasta en la sopa. La última que me dejó temblando tenía nombres y apellidos, aunque luego se desmintiera: Gears of War Collection. Tres juegos como la copa de tres pinos de buenos. Tres juegos que tengo en mi estantería bien guardaditos, junto a sus ediciones coleccionistas. Tres juegos que si quisiera volver a jugar, pondría en mi Xbox 360.
No necesito que Microsoft dedique una buena cantidad de recursos, tiempo y esfuerzo en mejorar las arrugas de Marcus y compañía, por mucho que los defensores de este tipo de compilaciones se froten las manos, alegando que siempre habrá gente que no los haya jugado y no tenga Xbox 360. Necesito que Microsoft dedique todos esos millones que cuestan estos refritos (porque baratos, lo que se dice baratos, no son) en hacer algo nuevo, aunque sea girando sobre la misma fórmula, pero mejor. Que la receta de siempre se reinvente para satisfacer mi apetito jugón, no que me ofrecan volver a saborear los platos con los que me harté hace no demasiado tiempo, pasando de nuevo por caja. Por otra parte, Xbox One necesita razones para que la gente se la compre, no para que recuerden porqué la anterior generación era tan buena... Porque para eso, ya tienen una consola bastante reciente, cuya biblioteca de juegos es increíblemente profunda.
Otro asunto es el concerniente a la necesidad real de estas remasterizaciones, ya que hasta hace bien poco, pocos eran los juegos que tenían el honor de ser remasterizados. Verdaderos clásicos de tiempos ancestrales que cambiaban los píxeles como puños por un aspecto más digno y acorde con la actualidad. Sin embargo, poco a poco se han ido acortando los plazos hasta extremos casi irrisorios. A este paso, dentro de un par de años recibiremos remasterizaciones dentro de la misma generación de consolas... Todo esto lo que nos deja además un mensaje bastante negativo y pesetero: la ausencia de retrocompatibilidad iba más allá de las dificultades técnicas, y respondía más a intereses puramente monetarios. Un mal mensaje por parte de Microsoft y compañía.
Por todo esto, creo que lo mejor sería empezar a olvidarse del pasado cercano, y centrarse en trabajar en pos de un futuro más brillante. Queremos más Titanfall, Sunset Overdrive u Ori. Deseamos jugar a Halo 5, Quantum Break o lo que sea que Microsoft se esté guardando para el próximo E3 (que personalmente espero como agua de mayo). Porque creo que la gente aún necesita enterarse que Xbox One es mucho más que resolución, nube o el fruto de pasado brillante, sino que es donde nacen y viven los mejores juegos... O al menos eso es lo que me gusta pensar.