Estas últimas semanas quizás habréis echado en falta mi columna sobre lo que ocurre en el mundillo de los videojuegos. Supongo que me podréis perdonar, al pensar que simplemente estamos en verano y quizás la actualidad esté un poco parada. Por eso, he ido retrasando día tras día mi participación en accesoxbox. Pero tranquilos, yo soy más cumplidor que la mayoría de compañías desarrolladoras, no tendréis que esperar hasta 2015 para volver a leerme.
Primero fue The Witcher 3, luego Batman Arkham Knight y ahora 2K y Turtle Rock Studios con Evolve. El caso es que parece que lo que queda de año va a ser mucho más calmado de los que esperábamos, con algunos de los grandes lanzamientos retrasándose a las primeras semanas de 2015 para hacer una caja mayor. Sí, vale ya de eufemismos y de “mejorar la calidad del producto”, los videojuegos son una industria como la de los calzoncillos de felpa o la de gominolas. Por mucho que nos encante y nos divirtamos jugando, la cosa va de recaudar y generar beneficios. Hay muchas bocas que dar de comer en juego.
El problema que existe entonces no es de falta de tiempo, sino de falta de parque de consolas. Es bien sabido que cada vez cuesta más y más dinero hacer un juego de calidad superior, con cientos de personas dedicadas en cuerpo y alma durante varios años para llevar a buen puerto cada proyecto. Esto ya era un problema con casi 200 millones de consolas en el mercado, con numerosos grandes juegos dándose de codazos por rentabilizar la inversión. Ahora con 10 veces menos consolas la cosa se pone aún peor. Lo que hay son mordiscos, dedos en el ojo y patadas en los cojoncillos. Todo el mundo pelea por su parte del pastel y, cuando ve que el pastel es pequeño, va a por el siguiente que salga del horno (como bien hizo Watch Dogs el año pasado). Es decir, a por el de 2015.
La esperanza de estas compañías es que durante el tiempo que dura este retraso los consumidores se vuelvan locos y adquieran las nuevas consolas como si no hubiera un mañana. Sin embargo no se dan cuenta que con estos retrasos también consiguen afectar a la decisión de compra de las consolas, haciéndolas menos apetecibles. Es decir, sabemos que Destiny no se va a retrasar, y que tampoco lo harán Assassin’s Creed o Call of Duty. Sin embargo más allá de esto tendremos un buen puñado de remasterizaciones y retoques. El último en aparecer es el de Sleeping Dogs. ¿En serio es necesario tener nuevas consolas para volver a este sandbox remasterizado? Hay que tener en cuenta que este título ha estado disponible con texturas HD en Steam por 5 míseros euros… Vale, que en esta ocasión se incluye un libro de arte y los DLC, pero ni aún así. ¿Es esto lo mejor que puede ofrecernos la nueva generación más allá de los cuatro o cinco proyectos multimillonarios? En ese caso sí que deberíamos esperarnos a 2015.
En nuestro caso parece que la responsabilidad recae sobre la propia Microsoft. La compañía de Seattle tiene que conseguir hacernos creer que Xbox One merece la pena antes de que acabe el año y, de momento no va por mal camino. Bien es cierto que con Halo Master Chief Collection caen en lo mismo que decíamos en el párrafo anterior, pero por suerte hay más balas en el cargador: Sunset Overdrive, Forza Horizon 2, Ori and the Blind Forest… Y alguna sorpresa más de la que hemos oído pero que no podemos revelar aún (esperad una semana), junto a alguna función extra de la consola que también está a punto de ser anunciada. El caso es que parece que, hasta cierto punto, las compañías externas han abandonado tanto a Microsoft como a Sony en su afán de tratar de colocar el máximo número de nuevas consolas. Una pena. En este punto espero no haber acertado con mi predicción, aunque no las tengo todas conmigo. ¿Vosotros qué pensáis al respecto?